jueves, 16 de octubre de 2008

Los altibajos de Miyó Vestrini

Considero que es necesario aclarar que no soy crítica literaria y que tampoco pretendo serlo a través de este post. Más bien, me gustaría recordar y difundir (un poco) sobre la vida y obra de Miyó Vestrini, una periodista de oficio, entregada, exigente, brillante pero sobre todo muy intensa.

Marie Jose Fauvelles Ripert era su nombre de pila. Francesa de nacimiento, venezolana de corazón y por convicción, esta mujer de personalidad compleja decidió cambiarse el nombre con la finalidad de dejar huella. Fue así, como adoptó el apellido de su padrastro "Vestrini" y asumió el nombre de Miyó (probablemente como una forma de gritarle al mundo ¡Epa, aquí estoy yo!).

Miyó Vestrini, aunque no estudió periodismo lo ejerció mejor que muchos que lo estudiaron y que se graduaron en la Universidad, porque no sólo lo vivió a plenitud, sino que también supo aprovechar ese mosaico cultural, que traía de Europa y que combinó con lo mejor del trópico. Se destacó por ser una periodista cultural incisiva y una poeta apasionada, que pretendía a través del correcto uso del lenguaje llegar a la gente para luchar contra el sistema a través de la palabra, el libre pensamiento y la literatura.

Ideológicamente de izquierda, participó en grupos literarios como Apocalipsis, Sardio, el Techo de la Ballena, la República del Este, en donde los intelectuales (como ella) tenían la disposición e intención de tomar medidas radicales, porque los caracterizaba un sentimiento político de transformación, de cambio, de redención social.

"Al pie de la letra" se llamó un programa de radio que condujo, a través de la Emisora Cultural de Caracas, como una vía para instruir y aconsejar a la gente a mejorar su escritura. También se destacó como periodista en El Nacional, en el Diario de Caracas y en Fundarte con la revista de corte literario Criticarte.

Además, de periodista, poeta, intelectual e izquierdoza fue madre de dos hijos y compañera sentimental del periodista Pedro Llorens, con quien tuvo a Ernesto, el segundo de sus hijos. Una de las tristezas y pesares que llevaba en silencio, era la distancia física y sentimental que existía con su primer hijo Francois (http://suicidiario.bitacoras.com/archivos/2005/10/15/miyo-vestrini), a quien había entregado (por razones ajenas a su voluntad) a su padre para que lo criara y educara. Ese sentimiento, quizás de culpa la acompañó hasta el día de su muerte.

Quienes la conocieron señalan que fue una mujer entusiasta, extremadamente inteligente y preparada, incondicional, recta, honesta y entregada a su mejor pasión "el periodismo". No obstante, también la recuerdan como una mujer de carácter fuerte, depresiva, intensa que no permitía que se le acercaran con facilidad porque se escondía tras muchas capas de distancia y categoría. Sólo sus amistades más cercanas, lograron entrar en el insólito universo de Miyó Vestrini, quien decidió quitarse la vida un 29 de noviembre de 1991 en su apartamento en Sebucán.

Más allá de juzgar la decisión de Miyó, quiero aprovechar este espacio para dar a conocer, especialmente a mis compañeros de la Santa Rosa, el legado periodístico, narrativo y poético que nos dejó Miyó Vestrini. http://ideasdebabel.wordpress.com/2008/07/11/elisa-maggi-para-recordar-a-miyo-vestrini/

Entre sus obras se encuentran: El invierno próximo, Pocas virtudes, Salvador Garmendia pasillo de por medio, Isaac Chocrón frente al espejo, Las historias de Giovanna y Valiente Ciudadano (este último publicado tres años después de su trágica desaparición). Además, de toda su poesía y narrativa que debe ser rescatada y difundida para el conocimiento de las nuevas generaciones de periodistas, quienes presumo que (al igual que yo) no conocen la obra y el legado de esta controversial y polifacética franco-venezolana.

A continuación los invito a visitar este link para que sigan conociendo a la gran Miyó Vestrini http://www.arquitrave.com/archivo_revista/enlace1octubre05.htm

























sábado, 11 de octubre de 2008

Debemos ser los mejores en el oficio

En la actualidad, el ejercicio del periodismo se percibe muy diferente a cómo se veía hace unos 50 años atrás.
Dos periodistas y grandes maestros de oficio como son Ryszard Kapuscinski y Gabriel García Máquez han compartido sus experiencias y conocimientos, pero también han planteado sus preocupaciones con respecto a la profesión.


Para Gabriel García Márquez (El Gabo), periodista colombiano y premio Nóbel de Literatura 1982, el oficio se aprendía en las salas de redacción. En su opinión, todo el periódico era una fábrica que formaba e informaba dentro de un ambiente de participación, que mantenía la moral en su puesto.


Por su parte, Ryszard Kapuscinski (El Kapu) periodista y corresponsal de guerra polaco, opinaba en vida que el periodismo es una de las profesiones más gregarias que existen, porque sin los otros no se puede hacer nada. "Sin la ayuda, la participación, la opinión y el pensamiento de otros, no existimos"


No obstante, ambos coincidieron en la preocupación de que el oficio del periodismo se extravió en la utilización de una tecnología fuera de control, que no logró evolucionar a la misma velocidad de dichos cambios. (sin menospreciar los avances tecnológicos)

Al respecto, El Gabo insiste en que la grabadora es la culpable de la magnificación viciosa de la entrevista y que es necesario volver a la libretita de notas donde el periodista edite con inteligencia en la medida en que escucha, dejando a la grabadora como un testigo.
Otra de las preocupaciones compartidas era que los jóvenes periodistas no estaban siendo formados para ejercer y enfrentarse con los altibajos de la profesión. "La mayoría de los graduados llegan con deficiencias flagrantes, tienen graves problemas de gramática y ortografía y difucultades para una comprensión reflexiva de textos", mencionó en una oportunidad el Premio Nóbel de Literatura.
Es probable que muchos de nosotros, quienes estamos en proceso de formación, tengamos estas limitaciones y cometamos dichos errores. Sin embargo, es importante que la reflexión se de en el ámbito académico, profesional y sobre todo personal, porque es necesario: disponer de vocación y aptitud, entender que el oficio del periodismo implica investigación y que la ética siempre debe estar presente como el latido al corazón.

De lo anterior se desprenden varias reflexiones personales:


1) Es importante formarse y capacitarse para poder ejercer este oficio, manteniendo la ética de la profesión.


2) Es vital humanizarse y sensibilizarse para poder lograr el entendimiento con los otros.


3) Y finalmente, el periodismo no es una cuestión de moda, sino que es un oficio y/o actividad delicada en la que hay que medir no sólo las palabras utilizadas, sino también corroborar las informaciones y buscar todos los puntos de vista porque éticamente nos debemos a la integridad del otro.